Sigue corriendo el tiempo, permanece hundiéndome el pecho .
No hay quien calme los sollozos irreparables,
ni quien se estremezca al ver una lúgubre expresión.
No hay quien me identifique,
ni quien pueda dibujar el recorrido de mis venas con los ojos cerrados.
No hay quien me lea la mente,
ni quien se interponga ante mis hábitos más destructivos
No hay quien se robe mi aire,
ni quien me reclame cariño sincero, un abrazo, y un beso.
Todavía somos dos: mi cuaderno y yo durante el día,
o la melancolía y mis llantos en la noche.




Copyright © 2011 • YamilaSuárez.

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