Guardemos lo nuestro.: 1/2/12

Te acercaste a mí, lento y confuso como de costumbre.
Hacía tanto tiempo que no te sentía tan próximo.

Sostuviste el orgullo sin culpas, dejando que mis ojos se enrojezcan brotando lágrimas.

Ambos descubrimos que podemos sacar lo peor de nosotros.
Esto es sólo el comienzo de una muerte espiritual.
Poco a poco vamos a encerrarnos en un vacío cajón, lleno de fotos viejas y olor a humedad.
Seremos espectadores del derrumbe de aquel mundo, y con nuestras propias manos haremos marchitar todos esos pasatiempos que teníamos juntos.
No veo culpa en tus ojos.
Trato y trato de entrar en vos, pero no puedo encontrar dolor en tu alma.
¿Puede tu corazón entender que jamás podremos librarnos de ese pasado tan cercano?
Cada palabra me golpea más y más, pero no te importa.
De hecho, nunca les creíste a mis lágrimas. Nunca lloraste.
Nunca experimentaste mi dolor.
Todavía estás envenenándote con tu ego.
Mientras continuas hablando encuentro las razones por las cuales no deberías estar en mí.
No puedo permitir que me dejes lastimarme.
No puedo permitir que me duela. No, no es tu culpa.
Acá la única idiota que te hizo perfecto fui yo.

Levanté la cabeza, sequé mis lágrimas, te sonreí. y me fuí.

-Hasta nunca, mentiroso...-

Sigo escribiendo, tratando de entender cómo llegamos a esto.

Cómo tu cuerpo puede desprenderse del mío tan fácilmente, y yo seguir intentando vendarlo.

Intentando moldearlo y todavía sentirte cerca.

Jamás me perdonaría por odiar quererte, va contra mi orgullo y mis deseos.

Ambos sabemos que en este delirio sólo hay un degollado,

mientras el otro, verdugo, ríe del pasado y de lo que no pudo ser.

Desearía poder creerme importante, pero son sólo palabras digeridas que van y vuelven.

No soy tu grabadora. No quiero ser tu enemiga.

Estás buscando indiferencia donde no la hay.

Estoy solo yo, con mis ganas de vos.

Mis ganas de reconstruirlo todo con un "vos" del pasado.

Yo, sola, idealizando todo lo que hoy no tenemos y que el resto se llevó de nosotros.

Todo es culpa de tu sonrisa, de tu irresistible sonrisa que siempre me hipnotizó.

Todo es culpa de mi idiotez de rencorosa enamorada, y de los impulsos que me atacan.

Y todo es culpa del miedo que nos impide volver a intentarlo.

Si fuese un espejo quebraría al reflejarse tu orgullo,

porque yo, y solo yo conozco tus secretos,

conozco tu lado más sensible,

y solo yo aprendí a leerte.

Conozco las líneas de tus manos,

el olor de tu piel

y el quiebre en tu diente.

Observé a través de tu piel

y me encontré con tus montañas de miedo,

con tu hermoso consuelo.

Todos los días te sentí mío,

nos mirábamos por horas

sin necesidad de describir lo que pasaba.

Todos los días abrigándome con tus brazos

y tu campera de Italia.

Todos los días alimentando un amor tan sincero...

...pero todos los días fueron volviéndose discusiones eternas,

nos transformamos en frías estatuas desconfiadas.

Lo dejamos todo, y todo eramos nosotros.

No voy a rebuscar más palabras.

ambos estamos ciegos

y tememos actuar sin pensar.

Compartimos los errores más odiados,

y pudimos odiarnos mutuamente.

Soy más que tu lado débil,

soy tus mentiras y rencores,

soy tu vergüenza,

y otro de tus errores.

No podemos jugar con los sentimientos,

tampoco deberíamos reclamarlos donde no los hay.

Dejemos de escupirnos insultos

y simplemente olvidemos,

olvidemos todo lo que fuimos...

...un hermoso error.

Dolores que se impregnan,

se impregnan tanto

volviéndose imposible escarbar para soltarlos.

Permanecemos callados la mayor parte del tiempo,

porque ninguno de los dos sabe qué decir.

No sabemos qué sentimos,

y tememos sentir lo que queremos.

Poco a poco avanza el cosquilleo por el cuerpo,

los ojos angustiados por el tiempo,

y todo lo vivido se reduce a un "ayer".

Todas tus marcas en el colchón van a borrarse,

poco a poco voy a exhalar tu aire,

y voy a olvidar tu sombra esperándome en la puerta.

Tardas demasiado en poder hablar,

tus miedos te atormentan y no te dejan sentir,

ni escuchar.

Una vez más caí en tus palabras,

y sigo aquí, como una idiota,

esperando una respuesta concreta.

Tanto te cuesta hablar por vos mismo,

tanto te cuesta amar sin compromisos.

Necesitas de mi intuición para poder expresarte,

pero estoy cansada,

y esta vez no seré yo quien quite tu faceta indiferente.

Sos el único que se enreda en sus propios pensamientos.

y en verdad no seré yo quien te ayude a desatarlos.

No volveré a ser yo quien espere a que hables,

mientras las historias pasan y concluyen.

No quiero ser yo, porque sé que de algún modo,

si yo fuese a quien quisieras,

no debería preocuparme por tus indecisiones.

Carta a mí misma:

A esta altura ya notaste que es extraño cómo el artista puede sentirse tan poco identificado con el entorno. Por fin entendiste que nacimos para caminar al revés, llevandole la contra al mundo.

Quizás estés un poco condenada al rechazo, o a la imposibilidad de ser entendida; sabés que nos asustan los medios, y nos asusta no poder ser aceptados por completo, por eso en tu adolescencia poca gente va a entender tu manera de pensar.
Pero tené en cuenta que no siempre servirá buscar tener la razón en las discuciones.

Muchos adultos lo van a justificar como "un cambio hormonal adolescente", pero vos y yo sabemos bien que es más profundo que eso.

Recordá siempre que el artista imagina.
Imagina su propia fortuna, una riqueza sin dinero, imagina una riqueza en el ámbito expresivo.
El artista es millonario por inventarles colores a los sentimientos, y es rico por encontrar palabras en las lágrimas.

No viniste a establecer vínculos con los demás, viniste por vos, para poder interpretar al mundo y hacer que otros capten lo que no observan. Llegaste hasta esto haciendo lo que más te gusta.

Nunca dejes que te golpeen con las copias, sólo son imitaciones que te van a ayudar para que quieras superarte día a día. No te asustes tanto por no poder expresar cada idea que revuele en tu cabeza, a veces también es bueno que los demás no sepan tanto de vos.

Gente egoísta y desinteresada va a haber por todos lados, lo importante es que nunca caigas en su mediocridad y sigas adelante. Las críticas serán muchísimas, pero estás aprendiendo a evadirlas bien. Por otro lado, nunca olvides a cada persona que elogie un poema o una foto, porque cada uno de ellos pudo entenderte o al menos intentó hacerlo.

Y cuando te digan "loca" por actuar distinto, recordá que no lo sos, porque locos son quienes dejan de cumplir sus sueños para parecerse al montón y sentirse normales. Locos son quienes no tienen la fuerza para luchar por lo que desean. Locos son quienes intentan no reirse en momentos difíciles.

Locos son quienes todavía no aprendieron a sentir.

Yamila.

Sólo voy a pedirte que por una vez te detengas,

detengas todos tus problemas,

y me mires,

queriendo ser uno,

recordando y volando en recuerdos.

Quiero que por una vez toques mi piel sin rasparla,

que me recorras por el abdomen

y no te arrepientas de haberlo hecho.

Quiero que seas el primero en llamar,

que respires en mí,

y te envuelvas en mi perfume.

Que no podamos despegarnos

y que pensemos por igual.

Quiero que memorices mis labios,

mis caprichos y cicatrices;

Que no haya culpas ni rencores,

pero que no puedas abstenerte a soñarme

y odiarme por ello;

Odiame por ser persistente,

mientras tanto yo te recuerdo,

y te recuerdo,

porque sé que no quiero olvidarte.

De todo tu diccionario

juro que tu sonrisa es la palabra más real y sincera,

cuando cada una de tus muecas florece y rellena los vacíos

mientras me inunda con frases repetidas.

Podemos idear nuestro propio lenguaje,

nos comunicaríamos a través de besos,

y pelearíamos por señas.

Y aunque todavía te sientas aprisionado por decisiones,

puedo leerte e interpretarte

y prometer que nunca habrá nada más tenue

que tu piel sobre la mía.

Suena de fondo un piano

y se esconden las risas,

se esconden peleas

y se esconde tu voz.

Nadando en un mar de emociones,

no hay ni si, ni no,

ni quiero, ni olvido.

Sólo hay sal y agua,

sólo lágrimas.

Recordar

los aromas que conocimos,

lo diminutas que resultaron ser las divisiones,

lo bien que se fundían tus brazos en mi cuerpo.

y qué bien se veían nuestros ojos al sol.

Qué bien nos veíamos juntos al sol...