Y ahí estaba,
con un cigarrillo a medio terminar,
fruncía el ceño,
mientras contaba las monedas,
y con ellas los recuerdos;

se quejaba un poco
mientras el viento le enfriaba la espalda,
lo despeinaba,
sintiendo un porvenir completamente oscuro;
y lo difícil que sería volver a sentir un contacto piel a piel,
o una voz sincera, fuerte, 
o de temeraria al olvido.

No pudiste con mi libertad,
no pudiste tocarme y menos robarme una lágrima;
No pudiste envolverte conmigo,
y no pudiste regalar tus sentidos.




Copyright © 2011 • YamilaSuárez.

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